La regurgitación es un problema que puede afectar a nuestros amigos peludos, los perros. Aunque a menudo se confunde con el vómito, la regurgitación es un proceso diferente que merece nuestra atención y comprensión. En este artículo, exploraremos en detalle por qué los perros regurgitan y cuáles son las posibles causas detrás de este comportamiento.
¿Por qué regurgitan los perros?
La regurgitación es un acto en el que la comida no digerida, a menudo acompañada de moco o saliva, es expulsada pasivamente desde el esófago hacia la boca del perro. A diferencia del vómito, que es un proceso activo y suele involucrar contracciones estomacales, la regurgitación es más pasiva y a menudo ocurre poco después de que el perro ha comido.
Causas de la regurgitación en perros
1. Problemas de alimentación y trastornos esofágicos: Algunos perros pueden regurgitar debido a trastornos en el esófago. Estos problemas pueden incluir el megaesófago, una condición en la que el esófago se ensancha y no logra empujar los alimentos al estómago de manera efectiva. Los perros con megaesófago a menudo regurgitan alimentos no digeridos.
2. Comer demasiado rápido: Los perros que comen con ansias o demasiado rápido pueden tragar aire mientras se apresuran a consumir su comida. Esto puede llevar a una regurgitación posterior. Es importante fomentar hábitos de alimentación más lentos para evitar este problema. Podemos ayudarnos con un comedero lento o licking mat.
3. Intolerancias alimentarias: Algunos perros pueden regurgitar como reacción a ciertos alimentos que no les sientan bien. Las intolerancias alimentarias pueden causar inflamación en el esófago, lo que resulta en la regurgitación de alimentos. Para evitar esto y otras patologías digestivas, podemos optar por una alimentación casera para perros, como los menús cocinados de Food for Joe.
4. Enfermedades gastrointestinales: Ciertas afecciones, como la gastritis o el reflujo gastroesofágico, pueden causar regurgitación en los perros. Estas condiciones pueden irritar el revestimiento del esófago y provocar la expulsión pasiva de alimentos.
5. Obstrucciones: La presencia de un objeto extraño en el esófago o en el tracto digestivo puede dificultar el paso de los alimentos al estómago. Esto puede llevar a la regurgitación, ya que los alimentos no pueden avanzar adecuadamente.
6. Enfermedades subyacentes: En algunos casos, la regurgitación puede ser un síntoma de una enfermedad más grave, como enfermedades cardíacas o problemas neurológicos. Si la regurgitación es persistente, es crucial consultar a un veterinario para descartar problemas de salud subyacentes.
Es fundamental observar el comportamiento de tu perro y estar atento a cualquier cambio en sus hábitos alimenticios. Si la regurgitación es persistente, dolorosa o va acompañada de otros síntomas preocupantes, es recomendable buscar atención veterinaria para llegar al diagnóstico adecuado y garantizar el bienestar de tupeludo.